La normalización es sobre todo futuro, porque en un mundo donde las soluciones necesitan ser cada vez más multilaterales, el recurso a documentos que nacen del consenso, la apertura y la transparencia sólo puede crecer. Como se refleja en el documento de la Comisión Europea “Normas europeas para el S. XXI”, las normas ya van más allá de ofrecer soluciones técnicas, y son parte de la aproximación estratégica a los grandes temas que entre todos debemos gestionar. En España disponemos de un organismo nacional de normalización a la altura de los retos que tenemos como sociedad, donde sectores y administraciones encontramos el cauce para desarrollar documentos que, entre otras propiedades, facilitan tanto a unos como a otras el despliegue de políticas públicas.
Además, la irrupción de la cuarta revolución industrial, vinculada a la incorporación a las industrias de nuevas tecnologías como big data o IoT, es una oportunidad histórica para, a través de la normalización, abrir nuevas oportunidades de negocio para nuestro sector industrial. En este sentido, la normalización y estandarización están llamadas a ser unas de las palancas de impulso de la digitalización de nuestra industria, tal y como se recoge en la Estrategia Nacional Industria Conectada 4.0, en el marco de la cual estamos desarrollando importantes puntos de encuentro entre todos los agentes involucrados en el desarrollo de un entorno seguro para el fomento de la industria 4.0.
¿Qué opinión tiene de la acción de la normalización española, en el marco internacional?
El hecho de que la normalización española mantenga numerosas responsabilidades en órganos de trabajo internacionales, al tiempo que crece su presencia en los órganos de gobierno de las entidades europeas y mundiales de normalización; tiene una trascendencia me atrevería a decir que estratégica como país. Para las naciones con ambición de mantener un papel destacado en una economía crecientemente global, tener un organismo de normalización con capacidad de influencia efectiva más allá de sus fronteras, es de una gran importancia, ya que permitirá la apertura de nuevos nichos de negocio para empresas de diferentes sectores y, especialmente, de las pymes. No debemos olvidar que la participación en el impulso a la normalización en los foros internacionales es una ventaja competitiva que muchos países han utilizado a lo largo de la historia reciente y que les ha permitido un importante crecimiento en las tasas de actividad económicas, particularmente significativas dentro de los sectores industriales.